Cartografías, feminismos e investigación

“los mapas no emergen de la misma manera para todas las personas. Emergen de manera contextualizada a través de una mezcla creativa, reflexiva, juguetona, táctil de prácticas cotidianas; afectadas por los sentidos, experiencias y habilidades de la persona que mapea, y aplica los mapas en el mundo”

Rob Kitchin

CARTOGRAFÍAS POST-REPRESENTACIONALES | 2010

SELENE YANG RAPPACCIOLI

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA

GEOCHICAS

EL LUGAR DE LOS SENTIDOS

Este lugar habla de la construcción de lo entendido como espacio y territorio, así como los desafíos epistemológicos para la producción de conocimiento feminista dentro de la academia y el impacto que esto tiene en relación a la representación de las diferentes posturas feministas tanto de mujeres en la academia como en el territorio.

EL LUGAR DE LOS SENTIDOS

El paradigma del conocimiento multidisciplinar ha logrado el encuentro amoroso entre un sinnúmero de saberes, lo cual apuesta a repensar las geometrías del poder, como las llama Doreen Massey (Albet y Benach, 2012), en el sentido de los sistemas de poder-conocimiento que construyen las conceptualizaciones de las disciplinas en clave a los sistemas opresivos de producción de conocimiento en silos.

Puntos de partida y llegada del proceso de comunicación de la información cartográfica.

Fuente: Siabato y Triana Zárate, 2022. Basado en Koláčný (1969)

EL LUGAR DE LOS SENTIDOS

El giro social de lo espacial para empezar a pensar en el territorio como tejedor de relaciones. El giro espacial, término acuñado por el geógrafo Edward Soja en 1996, dio preponderancia a entender las dinámicas que constituyen el poder dentro del espacio, así como la falta de linealidad con la que se puede entender la construcción del territorio, de la mano de las teorías poscoloniales que ubican al espacio dentro de una de las categorías del poder (González, 2018) o “geometrías del poder” (Massey, 1993).

 

Es pensar el espacio desde su capacidad de ser un entretejido complejo, constelar y rizomático, y no sólo como una topografía habitada.

EL LUGAR DE LOS SENTIDOS

Reconocer la importancia de las narrativas colectivas a través de las mediaciones de las tecnologías, su articulación con los modelos interpretativos sobre el espacio, y el lugar desde donde nos situamos para construir estos relatos. A través de la mediación de las nuevas tecnologías se pueden construir, reforzar y compartir nuevos relatos.

 

Dicho de otra forma, existe —todavía— una injusticia epistémica en relación a quiénes pueden tener una voz para determinar cómo se producen los espacios y los usos que se les dan. La digitalidad como un nuevo frente espacial para el encuentro y la producción de nuevas proximidades afectivas. La producción de un lugar afectivo para las comunidades.

EL LUGAR DE LOS DATOS

La creación de datos, o prácticas de datos, puede entenderse como constelaciones amplias de experiencias, donde los sujetos existen en relación a la comprensión de los significados y sistemas de datos, la materialidad de los mismos en tanto infraestructuras tecnológicas, así como las competencias necesarias para participar de estas prácticas.

EL LUGAR DE LOS DATOS

Los datos son construcciones que deben ser entendidas desde diferentes instancias: desde la subjetividad de quienes los producen, desde una mirada ética hacia quienes afecta dicha producción, desde su apertura y estandarización hasta los procesos ontológicos y semánticos para sus interpretaciones. 

 

Los mapas digitales, colaborativos y feministas son nuestra forma de pensar y repensar(nos) en los territorios. Tomarnos los espacios, el físico, el digital. Es así necesario pensar en las dimensiones espaciales y sus alcances digitales en red, en línea, en conexión. La territorialidad demarca directamente la espacialidad en la red (Hine, 2011).

Estructura datos OpenStreetMap

EL LUGAR DE LOS DATOS

Paola Ricaurte argumenta que la racionalidad detrás de las expresiones de colonialidad del poder a través de decisiones basadas y centradas en datos manifiesta una imposición sobre las maneras de pensar(se) y sentir(se), que irrumpe sobre el orden social y “niega la existencia de mundos alternativos y otras epistemologías(Ricaurte, 2019).

 

En su texto, Ricaurte expone tres diferentes dimensiones para pensar, cuestionar y problematizar la epistemología planteada desde los datos: (a) que los datos reflejan la realidad; (b) que el análisis de los datos genera el conocimiento más acertado y preciso; (c) que el resultado del procesamiento de datos puede ser utilizado para tomar mejores decisiones sobre y para el mundo.

EL LUGAR DE LOS DATOS

Las prácticas sociales que reconfiguran lo antes estático de las representaciones espaciales engendran dominios de saber y de poder. La transcripción de las realidades y su veracidad se ve implicada directamente en las prácticas de mapeo que determinan la espacialidad y los usos mismos del territorio.

 

Los datos están permeados y atravesados por estructuras de poder, de un poderío homogeneizante de las realidades y experiencias de vida de las personas que utilizan y consumen estos datos. Cuando las epistemologías, ontologías y estructuras de datos no son representativas de las experiencias y del conocimiento de las personas o grupos sociales, se perpetúa la desigualdad de los accesos tanto a los espacios físicos como digitales.

EL LUGAR DE LAS COMUNIDADES

Las comunidades como estructuras emocionales (McDowell, 1999) ancladas en una espacialidad transformativa feminista son el tejido que sostiene las prácticas de mapeo y de producciones sociales del espacio en clave colaborativa. La creación de estos vínculos que se interrelacionan a través del género corporizado en emociones, trayectorias y —muchas veces también— aflicciones propone un horizonte creativo hacia nuevas formas de entender y representar el mundo.

Lo comunitario es fundamental para la vida. Es decir, no es sencillamente una comunidad geográfica, sino un pensarnos en relación. Esa relación, fundamentalmente, insisto, que no es entre humanos, entre hombres y mujeres, etc., sino entre todo lo que existe para poder sobrevivir.”

(Curiel, 2021)

EL LUGAR DE LAS COMUNIDADES

Las comunidades, son una posibilidad de refugio que siempre está abierta a reconfiguraciones, “como una posibilidad de ‘recalentamiento’ de los lazos sociales” (Marinis, 2010).

 

En términos esquemáticos, el mapa funge como la representación cartográfica del espacio y el proceso para la creación de los datos geoespaciales se encuentra inmerso en los relacionamientos comunitarios para producirlos, así como en la apertura de espacios de producción de conocimiento geográfico a través de la creación y fortalecimiento de lazos comunitarios.

EL LUGAR DE LAS COMUNIDADES

El feminismo como metodología de producción de cartografías se basa en el colaborativismo entre pares, así como en disputar estructuras que permiten la permeación de lógicas de poder, no únicamente sobre el espacio, sino también sobre las personas que lo habitan. Esta disputa tiene como eje central desdoblar el secuenciamiento histórico sobre la dominación de los territorios.

Variable

Composición

El dato geográfico

Representaciones específicas del espacio

El mapa

Serie de acuerdos para la interpretación del espacio

El proceso

Diálogo sobre qué entendemos como espacialidad y cómo debe ser representado e interpretado

El espacio y la comunidad

Diálogos de saberes y experiencias vividas en el espacio.

EL LUGAR DE LAS COMUNIDADES

Doreen Massey dice que “quizás podríamos imaginar el espacio como una simultaneidad de historias-hasta-ahora(2005), como las historias que hasta ahora están creando y recreando los diferentes espacios que habitan las colectivas inmersas en la creación de estos conjuntos de lugares afectivos, que más adelante se seguirán llenando de historias que los expandan.

EL LUGAR DEL ENCUENTRO

El feminismo rizomático espacial plantea entender la no linealidad de las conexiones por fuera de las representaciones tradicionales de las lógicas sociales al momento y lugar de nuestros encuentros. Son las comunidades que se multiplican en sus diferentes luchas sociales a través de una infinita serie de conexiones semióticas, epistemológicas y experienciales.

 

La proxémica digital describe cómo utilizamos, nos trasladamos y socializamos dentro del espacio en ambientes digitales, y cómo la presencia de otras personas e identidades digitales influencian en nuestros comportamientos, interacciones y movimientos.


La heterogeneidad proxémica de los grupos dominantes rige la utilización de los espacios, tanto físicos como digitales en base a patrones de comportamiento inferidos a través de sus diferentes características personales y colectivas.

EL LUGAR DEL ENCUENTRO

La clave feminista en un proceso heterotópico de construcción de un lugar no es sino una matriz de acciones colectivas, cuidadas, empáticas y sororas dentro de las dimensiones de las redes y las fibras ópticas.

 

La idea de las heterotopías feministas y digitales como un espacio imaginativo en donde el lugar de encuentro posibilita una inter-conectividad comunitaria en las esferas digitales.

 

La dimensión digital y su espacialidad proponen convergencias, así como resistencias, pero no necesariamente exclusiones sobre su estado de ser. Las heterotopías digitales feministas apuntan a que este no-lugar llamado Internet sea un lugar de convergencia de experiencias que transiten más allá del mero utilitarismo digital capitalista, convirtiéndose así en un otro lugar. Esta convergencia de sentidos comunitarios rizomáticos crea nuevas territorialidades que se expanden más allá de sus geometrías físicas y epistémicas.

EL LUGAR DEL ENCUENTRO

El pensamiento desde una mirada heterotópica de los espacios digitales, resuenan a lo que se considera el continuum virtual, donde lo “real y lo virtual” coexisten, de forma que ambos espacios pueden ser construidos no únicamente desde las redes globalizadas en línea, sino también en términos de espacialidad desde donde el lugar físico se manifiesta también como una amalgama relacional a través de diferentes mediaciones digitales.

No pueden existir procesos de mapeo si estos no están entrelazados previamente con diálogos entre los saberes y su situacionalidad, con los datos que se producen y comparten (y con la ética detrás de la generación de estos datos), así como las comunidades que son quienes ponen en términos prácticos estos saberes.

 

Asimismo, el mapa no es el territorio, sino la conexión visual entre los territorios, quienes los habitan y los transitan. Los mapas no pueden dar cuenta de las representaciones simbólicas inherentes a ellos, a su dinamismo, sino que son una fotografía cargada de experiencias momentáneas, de fluidez. Las conexiones espaciales se establecen a través de “procesos de interpretación, sentimientos y experiencias personales” (Ares y Risler, 2016) que mutan y muchas veces trascienden los lugares.
 

¡Gracias!

 

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