Según la Organización Mundial de la Salud:
“La salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”.
Presión social y económica continua.
Tener medios financieros limitados o pertenecer a un grupo étnico marginado o perseguido puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos de salud mental.
Los factores modificables para los trastornos de salud mental incluyen:
condiciones socioeconómicas, por ejemplo, si hay trabajo disponible en el área local
la ocupación
el nivel de participación social de una persona
la educación
la calidad de la vivienda
Los factores no modificables incluyen:
El estudio enumera el género como un factor tanto modificable como no modificable. Los investigadores descubrieron que el hecho de ser mujer aumentaba 3.96 veces el riesgo de un estado de salud mental bajo.
El Instituto Nacional de Salud Mental sugiere que los antecedentes familiares genéticos pueden aumentar la probabilidad de afecciones mentales, ya que ciertos genes y variantes de genes ponen a una persona en mayor riesgo.
Tener un gen vinculado con un trastorno de salud mental, como la depresión o la esquizofrenia, no garantiza que se desarrolle una afección. Del mismo modo, las personas sin genes vinculados o sin antecedentes familiares de enfermedades mentales aún pueden tener problemas de salud mental.
Desórdenes de ansiedad.
Según la Asociación de la Ansiedad y Depresión de Estados Unidos, los trastornos de ansiedad son el tipo más común de enfermedad mental.
Las personas con estas afecciones tienen miedo o ansiedad graves, que se relaciona con ciertos objetos o situaciones. La mayoría de las personas con un trastorno de ansiedad tratará de evitar la exposición a lo que desencadena su ansiedad.
Trastornos del estado de ánimo.
Las personas también pueden referirse a los trastornos del estado de ánimo como trastornos afectivos o depresivos.
Las personas con estas afecciones tienen cambios significativos en el estado de ánimo, que generalmente involucran manía, que es un período de alta energía y euforia, o depresión.
Depresión mayor: un individuo con depresión mayor experimenta un estado de ánimo bajo constante, y pierde interés en las actividades y eventos que antes disfrutaba.
Trastorno bipolar: una persona con trastorno bipolar experimenta cambios inusuales en su estado de ánimo, niveles de energía, niveles de actividad y capacidad para continuar con la vida cotidiana.
Trastorno afectivo estacional (SAD, en inglés): la luz de día reducida durante el otoño, el invierno y los primeros meses de la primavera es el desencadenante de este tipo de depresión mayor.
Trastornos por esquizofrenia.
Las autoridades de salud mental todavía están tratando de determinar si la esquizofrenia es un trastorno único o un grupo de enfermedades relacionadas. Es una afección muy compleja.
Las señales de esquizofrenia generalmente se desarrollan entre los 16 y 30 años, según el NIMH. La persona tendrá pensamientos que parecen fragmentados, y también puede encontrar difícil procesar la información.
La esquizofrenia presenta síntomas negativos y positivos. Los síntomas positivos incluyen delirios, trastornos del pensamiento y alucinaciones. Los síntomas negativos incluyen exclusión, falta de motivación y un estado de ánimo indiferente o inapropiado.
No hay ninguna prueba física o escaneo que indique de manera confiable si una persona ha desarrollado una enfermedad mental. Es necesario buscar lo siguiente como posibles señales de un trastorno de salud mental:
Este tipo de tratamiento adopta un enfoque psicológico para tratar la enfermedad mental. La terapia cognitiva conductual, la terapia de exposición y la terapia dialéctica conductual son algunos ejemplos.
Psiquiatras, psicólogos, psicoterapeutas y algunos médicos de atención primaria realizan este tipo de tratamiento.
Una persona que hace frente a dificultades de salud mental generalmente tendrá que hacer cambios en su estilo de vida para favorecer su bienestar.
Tales cambios podrían incluir reducir el consumo de alcohol, dormir más y seguir una dieta equilibrada y nutritiva. Las personas podrían necesitar tomarse un descanso del trabajo o resolver problemas con sus relaciones personales que pueden estar causando daños a su salud mental.
Las personas con afecciones como ansiedad o trastorno depresivo pueden beneficiarse de las técnicas de relajación, que incluyen la respiración profunda, la meditación y la conciencia plena.