La época actual quizá sea sobre todo la época del espacio. Estamos en la época de lo simultáneo, estamos en la época de la yuxtaposición, en la época de lo próximo y lo lejano, de lo uno al lado de lo otro, de lo disperso.
(Foucault, 1984)
Esquemas múltiples inclusivos y de expansión no lineal, sino más bien en red, en círculos de infinitas posibilidades de encuentro, donde un punto de conexión puede unirse con cualquier otro.
Rizomas
El feminismo rizomático espacial plantea entender la no linealidad de las conexiones por fuera de las representaciones tradicionales de las lógicas sociales al momento y lugar de nuestros encuentros. Son las comunidades que se multiplican en sus diferentes luchas sociales a través de una infinita serie de conexiones semióticas, epistemológicas y experienciales.
La connotación rizomática feminista desde la espacialidad busca que esas conexiones sean disputadas en entornos y espacios más justos y también comunitarios. Aunque no propongo esta idea desde un feminismo anárquico, lo propongo desde un lugar de disputas de sentidos y de relaciones de poder que pueden ser espacializadas.
La comunidad tiene un enraizamiento en el encuentro, de cualquier manera que sea posible en el espacio: físico, digital, espiritual o emocional, es decir, holística, independientemente del lugar tanto de enunciación como material desde donde nos encontremos.
En el marco de los estudios proxémicos, el espacio es percibido y filtrado a través de los sentidos y de la conciencia; es, en última instancia, un lenguaje.
El espacio es también una forma de lenguaje sentido y vivido. Los espacios sensitivos y la espacialización de los afectos. El territorio habitado y construido con sentires.
