Eva Dominguez
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citas literarias
Cuando los grupos humanos se hicieron sedentarios, las mujeres comenzaron a tener más hijos. En las sociedades que no producían sus propios alimentos, sino que eran cazadoras-recolectoras, las mujeres sólo podían transportar un niño. No podían tener otro hijo hasta que el anterior pudiera caminar con la rapidez suficiente para seguir el paso de la tribu.
Cuando una mujer se recluye para dar a luz puede brillar el sol, pero los postigos de su habitación se cierran para que ella tenga un tiempo propio. Permanece en la oscuridad para que pueda soñar. Sus sueños la llevan lejos, de terra firma a una extensión de terreno pantanoso, a un embarcadero flotante, a un río en el que la densa niebla oculta la lejana orilla, y tierra y cielo son inseparables. Allí debe embarcar hacia la vida y la muerte, una figura imprecisa en la popa dirigiendo a los remeros, En ese navío se rezan oraciones que nunca oyen los hombres. Se establecen pactos entre la mujer y su Dios. A ese río llega la corriente de la marea y entre un golpe de remo y el siguiente, la corriente puede cambiar su dirección.
[La naturaleza] dispone el alma en el cuerpo que forma [el niño]; esto es, el alma de la madre, que primero construye en el vientre la forma del hombre y, en su debido momento, despierta el alma que lo habitará. Al principio permanece latente y bajo la tutela del alma de la madre, quien la nutre y la vivifica a través del cordón umbilical, con todas sus partes espirituales, y esto ocurre porque el ombligo está unido a la placenta y los cotiledones, a través de los que el niño está aunado a su madre. Esta es la razón por la que un deseo, un antojo, un susto o cualquier otro padecimiento mental en la madre influyen más en el niño que en la propia madre.
By Eva Dominguez
NACER ES UN MUNDO